Lo hace en el Batallón de Cazadores de Llerena nº 11 en el año mil novecientos y trece. Para junio de aquel mismo año, acabada la instrucción, Zarraluqui está destinado en Tetuán junto a su Batallón recorriendo lugares de nombres exóticos y sangrientos como Laucién o el Barranco de Laure.
A principios de mil novecientos catorce es ascendido al empleo de Cabo por elección de sus superiores que vieron en aquel joven un constante ejemplo de valor y abnegación.
Participaría de forma muy destacada en la toma de Izarduy, poco después, durante los enconados y sangrientos combates de Beni Hozmar en diciembre de aquel año recibiría como prueba de su bravura dos Cruces al Mérito con distintivo rojo.
Después de casi tres años de servicio en el Batallón de Llerena causa baja y solicita destino en las Fuerzas Regulares a las que se incorporaría en mil novecientos quince en el Tetuán nº 1.
Después de casi tres años de servicio en el Batallón de Llerena causa baja y solicita destino en las Fuerzas Regulares a las que se incorporaría en mil novecientos quince en el Tetuán nº 1.
Allí llega estrenando sus bien ganados y merecidos galones de Sargento.
El cinco de abril de mil novecientos diecinueve, el Sargento Zarraluqui estaba desplegado en los llanos de Beni Salach en un frente demasiado abierto que era muy difícil de cubrir, aunque pese a todo, los Regulares avanzaron y ocuparon sus posiciones.
La Tercera Compañía se había quedado demasiado rezagada y los moros se estaban cebando con ella, defendiéndose con honor habían caído el Capitán, los Tenientes y uno de sus Suboficiales, además de diez o quince Soldados.
El cinco de abril de mil novecientos diecinueve, el Sargento Zarraluqui estaba desplegado en los llanos de Beni Salach en un frente demasiado abierto que era muy difícil de cubrir, aunque pese a todo, los Regulares avanzaron y ocuparon sus posiciones.
La Tercera Compañía se había quedado demasiado rezagada y los moros se estaban cebando con ella, defendiéndose con honor habían caído el Capitán, los Tenientes y uno de sus Suboficiales, además de diez o quince Soldados.
No quedaba más remedio que ordenar el repliegue y proteger el mismo en lo que se pudiera, retrasar las líneas y al día siguiente intentarlo de nuevo.
Zarraluqui recibe la orden de ocupar una loma que dominaba todo el campo de batalla y proteger el repliegue de sus compañeros:
- ¡Será jodido Zarraluqui, muy jodido! - le advirtió su oficial.
- ¡Será jodido Zarraluqui, muy jodido! - le advirtió su oficial.
- ¡Descuide mi Teniente, se hará...! respondería el valeroso Sargento.
Acompañado de su pelotón ocupa la loma que, de inmediato, empiezan a escupir fuego contra el enemigo. Un enemigo que, hasta aquel momento, disparaba a placer contra los que se retiraban.
La pequeña fuerza de Zarraluqui, con él animándolos y saltando de peña en peña esquivando las balas morunas, consigue que los que se replegaban lo hagan con mayor seguridad y rapidez.
Los rifeños cayeron en la cuenta de que, con aquel pelotón allí arriba no iban a poder masacrar a placer a los que se retiraban, muy al contrario los de la loma les estaban jodiendo y bien...
Los rifeños cayeron en la cuenta de que, con aquel pelotón allí arriba no iban a poder masacrar a placer a los que se retiraban, muy al contrario los de la loma les estaban jodiendo y bien...
Así que concentran todo su fuego contra la posición que ocupaban aquel Sargento y su pelotón que empiezan a recibir una terrorífica y nutrida lluvia de balas sobre ellos.
Pero los del pelotón no se amilanan ni acobardan, al contrario, con Zarraluqui arengando como un poseso a sus hombres:
Pero los del pelotón no se amilanan ni acobardan, al contrario, con Zarraluqui arengando como un poseso a sus hombres:
- ¡Olé vuestros cojones mis valientes...! -los soldados aprietan los dientes y siguen respondiendo al fuego enemigo sin fijarse en los camaradas que ya estaban mirando al cielo con los ojos muy abiertos.
Entonces le dan el primer tiro al Sargento, lo recibe en la mano izquierda que la bala atraviesa de parte a parte. Sin prestar atención al dolor ni a la sangre que gotea el Suboficial sigue disparando su fusil y dando ánimos a sus soldados:
- ¡Esto no es ná... Seguid disparando hasta que se retiren todos los camaradas!
Justo en aquel momento la última Sección de la Tercera Compañía rebasaba su posición retirándose en orden hacia las líneas españolas. Los Regulares, al pasar, vitorean y animan a sus compañeros que les protegen.
Entonces le dan el primer tiro al Sargento, lo recibe en la mano izquierda que la bala atraviesa de parte a parte. Sin prestar atención al dolor ni a la sangre que gotea el Suboficial sigue disparando su fusil y dando ánimos a sus soldados:
- ¡Esto no es ná... Seguid disparando hasta que se retiren todos los camaradas!
Justo en aquel momento la última Sección de la Tercera Compañía rebasaba su posición retirándose en orden hacia las líneas españolas. Los Regulares, al pasar, vitorean y animan a sus compañeros que les protegen.
Los rifeños, enrabietados con aquel pelotón que les estaba amargando la fiesta, redoblaron el fuego contra la posición del Sargento y sus valerosos hombres.
Ahí es cuando le pagan el segundo tiro. Justo en la boca, dolorosísimo y que hace pensar a sus hombres que al Sargento lo habían matado.
Ahí es cuando le pagan el segundo tiro. Justo en la boca, dolorosísimo y que hace pensar a sus hombres que al Sargento lo habían matado.
Sin embargo el duro murciano se pone de pie, escupe una mezcla de dientes, carne, sangre y babas y, aunque ya no puede casi hablar, continúa disparando su fusil.
Los últimos escalones ya habían sobrepasado la loma, y Zarraluqui ordena a los suyos empezar el repliegue propio.
A pesar de que sus Cabos insisten en que se vaya, que sea él el que salga primero, el bravo Suboficial se niega en redondo:
- ¡Qué os vayáis coño...!- grita soportando el dolor de su boca destrozada.
Aguantará el dolor disparando hasta que solamente queden él y unos pocos hombres a su lado.
- ¡Qué os vayáis coño...!- grita soportando el dolor de su boca destrozada.
Aguantará el dolor disparando hasta que solamente queden él y unos pocos hombres a su lado.
Entonces ve que los moros han ocupado otra loma, más alta y dominante, desde la que serán capaces de abatir como a conejos a los camaradas del Tetuán.
Herido dos veces, una de ellas muy grave, no duda en calar la bayoneta y lanzarse al asalto de la loma que habían ocupado los rifeños.
Allí morirá cara al enemigo de un tercer disparo en el pecho no sin antes conseguir con su valor y sacrificio desalojar la posición y salvar la vida de otro buen número de soldados.
El Sargento de Infantería de las Fuerzas Regulares Indígenas Tetuán nº 1, Carlos Zarraluqui Sáez recibiría por su noble y valerosa acción la Cruz Laureada de San Fernando.
El Sargento de Infantería de las Fuerzas Regulares Indígenas Tetuán nº 1, Carlos Zarraluqui Sáez recibiría por su noble y valerosa acción la Cruz Laureada de San Fernando.
Otra más para enganchar al glorioso Guión de las Fuerzas Regulares...
A. Villegas Glez. 2013
Imagen: Fotografía del Sargento Zarraluqui. Autor desconocido.
Imagen: Fotografía del Sargento Zarraluqui. Autor desconocido.
Tuve el honor de pertenecer a ese glorioso Cuerpo.
ResponderEliminarHonor y gloria.
ResponderEliminarNo conozco la organizacion del ejercito español, soy chileno, ¿qué diferencia hay entre regulares y los cazadores??
ResponderEliminarSon tropas de infantería. Tan sólo se diferencian en el nombre. Los Regulares en vez de batallones tienen Tabores.
ResponderEliminarLos regulares eran tropas de infanteria indigena, con una mezcla de suboficiales peninsulares e indigenas. Los oficiales eran peninsulares. Los cazadores eran tropas reclutadas en la peninsula y a ambos se les consideraban como fuerzas de choque.
ResponderEliminarLos regulares estaban formados en sus inicios por moros que se encuadraban en unidades "regulares" de indígenas. Los oficiales y algunos suboficiales eran peninsulares. La forma de combatir era de infantería ligera "cazadores" pero con las cualidades del soldado moro. Rápido, conocedor del terreno, buen tirador, rural y duro, furtivo en la noche...
ResponderEliminarEn su origen los Regulares eran tropas indígenas con mandos españoles.
ResponderEliminarLas fuerzas indigenas regulares se concibieron en un principio como nucleo de coche estando formadas en su gran mayoria por tropas indigenas locales y mandadas por cuadros de mando españoles. Se emplearon mayormente a principios del siglo XX en las guerras de marruecos.
ResponderEliminarpor otra parte,los cazadores,nombre con el que comunmente e conoce a los soldados de unidades e montaña,aunq al igual que los regulares son generalmente e infanteria,aunq logicamente has de otras armas tambien,estos,los cazadores,estan especilizados en combate en montaña